sábado, 3 de octubre de 2009

Las estatuas Parlantes aterrizan en la ciudad traídas por el MLR


Consternación, perplejidad, curiosidad, y hasta miedo, así de diversas han sido las reacciones de los ciudadanos de Antofagasta, ante las proclamas con las que amanecieron la estatua de monseñor Silva Lezaeta y el León de la plaza Colon, ambos trabados en arisco dialogo acerca de la caja de vidrio o edificio del banco Santander. La señora Juana Silva (prima lejana de monseñor y de profesión barrendera) nos dio su impresión: “yo creo que esto es cosa del diablo (se persigna tres veces mientras lo dice), fíjese señor, que yo estaba barriendo de lo más bien aquí en la plaza, y de repente siento como una luz que me llega desde arriba y veo, y era monseñor, que me miraba desde su trono, y como que me decía algo, y yo me puse las gafas, y claro pos, tenía un mensaje escrito, así como si quisiera hablarme desde el cielo. Sepa usted que yo llevo 40 años barriendo la plaza y esto nunca había pasado antes. Yo creo que es una señal del fin del mundo…” Más allá de las premoniciones apocalípticas de la señora Juana, cabe destacar que en Roma, desde el siglo xvi, que se viene dando el fenómeno de las Estatuas Parlantes que durante 500 años ha sido el arma con el cual la ciudad ha demostrado su descontento a la arrogancia y a la corrupción de las clases dominantes.

En este caso, hemos debido observar como el iracundo monseñor Silva Lezaeta ha pedido la palabra para expresar:

Este monstruo que brilla junto a la Catedral

Fea caja de vidrio que luce tan mal

Adefesio horrendo digno de maniconmio

¡Juro a Dios que obra es del mismo demonio!


En clara alusión al edificio del Banco Santander que monseñor tiene en frente. Para aquellos que no están al tanto de la polémica les recomiendo visitar:


http://www.theclinic.cl/2009/09/27/banco-santander-el-edificio-mas-feo-de-antofagasta/


Ahora, la acusación de monseñor cayó a buen recaudo, pues sus hirientes palabras rápidamente encontraron respuesta de parte del honorable león de la esquina noroeste quien se permitió ofrecerle una replica:


¡Oh monseñor aplacad tu furia!

Apagad el fuego que te sulfura

Que los culpables de este desliz

¡Se hallan en tu propio redil!


Dicha respuesta ha dejado mudo a monseñor, quien meditabundo debe estar preparando una refutación apropiada. A la espera de nuevas replicas, me despido amigos y por favor estad atentos, que la lucha por el enaltecimiento de la ciudad, continua


¡Belleza o Muerte!


Viva el MLR


Firma


El Pregonero del Cinquecento

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