sábado, 24 de octubre de 2009

La orquesta sinfónica de Antofagasta es conminada a bajar del escenario del teatro municipal


O como la alcaldesa Marcela Hernando propicía el regreso al medioevo

“Violado”, “humillado”, “severamente traumatizado”, fueron algunas de las expresiones pronunciadas por músicos de la Sinfónica de Antofagasta, luego de ser conminados a abandonar el escenario del Teatro Municipal a mitad de la función de anoche, para dar espacio a lo que presentadora y el programa anunciaba como “trovadores” los señores Schwenke & Nilo. Más allá de los pobres meritos de estos señores, con canciones monocordes, pálidas y abatidas cabe señalar que el publico los acompaño plenamente. He asistido personalmente a otras funciones de la Sinfónica de Antofagasta y he podido contar con facilidad, el público que no pasaba de la media centena. En cambio, la última velada el Municipal estaba a reventar, lo que es un claro indicio de los pobres gustos musicales de la población de Antofagasta. Sin embargo, que dicho gusto produzca un desplazamiento, a saber, que el Ave Verum Corpus, K 618 de Mozart y la Sonata para Piano No. 23 en Fm (Appasionata) de Beethoven deban postergarse ad infinitud en pos de oír el Canelo o Valdivia 1960 de estos juglares traídos directamente de la más sórdida de las cantinas sureñas, a mi entender es un claro signo de cómo el medioevo está regresando. Efectivamente, siglos antes del nacimiento de Mendelssohn, Beethoven, Schubert, Haydn, Bach y Mozart, existían en el mundo, estos señores, los llamados trovadores que abundaban en la Europa Medieval. En la Crónica General de Francia se hace mención a ellos; algunos asistieron a las bodas de las hijas del Cid. En tiempo de Alfonso X el Sabio se multiplicaron tanto que llamaron la atención de la corte y fueron objeto de disposiciones particulares en las leyes, como en la La Ley 4º, título VI, Partida 7º en que se les declara infames. También por la Ley 3º, título XIV, Partida 4º, se prohibía a las personas ilustres que tuvieran por concubinas a trovadoras o a sus hijas. Por lo que se ve, las personas que ejercían este arte eran consideradas infames. En el presente, la autoridad actual, a saber la alcaldesa Marcela Hernando, y a diferencia de Alfonso X, toma a bien la presencia de estos señores en los más altos círculos, y obliga a los verdaderos músicos a salir de escena para hacerle espacio a estos merodeadores lo que me parece es un signo más de la decadencia inmisericorde en la que se hallan sumergidas nuestras vidas. La brillante interpretación que hizo ayer Juan José Canales, solista en violín para el concierto para violín y orquesta en Mi m. Op 64 de Felix Mendelssohn fue absolutamente extraordinaria y brutalmente empañada a posteriori por el hecho de tener que abandonar el escenario para dar lugar a los mencionados trovadores. Sospecho que en diez o quince años más, tal abandono no se producirá, simplemente el joven Canales deberá quedarse en su casa, con el violín guardado en el estuche y el Teatro Municipal será usado para las funciones de gala de Daddy Yankee o Wisin y Yandel, con un lleno apoteósico y con alcaldesa muy satisfecha y sacando cuentas de la cantidad de votos que puede computar para sí gracias a estas “actividades culturales”. Se viene un futuro oscuro.


1 comentario:

  1. La ciudad de Wiraqocha (Fragmento)

    Maldito el que entre en el nombre del amor,
    en el nombre de las cosas sin sonido, sin ondas,
    bautizadas por juglares.
    Maldito el que insista en predicas al cielo,
    en enseñar al cielo el amor a los juglares.
    Maldito los juglares repetidos,
    de cielos bautizados sin ondas sin sonidos.
    Malditos los amores repetidos de las predicas.
    Maldito repetido.
    Maldito los juglares.

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