Nos costó pillar a Pietro Cantarelli, autor del polémico montaje, La Anunciación que tiene convulsionada a toda la ciudad de Antofagasta. Tras las sonadas criticas a su montaje de parte de ciertas agrupaciones, la Trienal, en una movida arriesgada que buscó salvar el buen nombre de la institución, jugó a negarlo por completo. Ajeno a dichas luchas ontologícas acerca de la posibilidades de existencia del ser, Cantarelli se encuentra actualmente en Inglaterra montando su nueva exposición “Palos, piedras, vidrios o el duro camino de la santidad” en la mismísima National Gallery de Londres. El tema religioso abunda en sus montajes al parecer, y fue lo primero que le preguntamos:
Su obra gira continuamente en torno al tema religioso. ¿Por qué escogió esta veta, que arista de este fenómeno es lo que más llama su atención?
Mira, es algo muy simple. Yo no escogí la religión, me parece que la religión me escogió a mí, o al menos ambos estamos enfrascados en un dialogo idílico donde los hablantes se esmeran en contextualizar a través de la forma esencial, primaria y hasta un cierto punto intuitiva, la fenomenología no exhaustiva del elemento religioso, elemento que por lo demás se haya implícito en los materiales más simples, del mismo modo que el corazón más simple es capaz de otorgar las muestras más prodigas de amor.
Háblenos de su nueva exposición, “palos, piedras, vidrios o el duro camino a la santidad”
Bueno, aquí en Londres me están pagando una suma bastante interesante para que despliegue con el mayor minimalismo posible, una de las formas más arcanas del dolor, que a mí entender es el dolor religioso, el dolor de los santos, de los mártires de la iglesia. Para esto me concentro en las armas del dolor, las fuentes precisas del acto-crisis, los detonadores podría decirse del impacto emotivo, y que es finalmente lo que trasciende. ¿Debo recordarte que han pasado dos mil años y la gente sigue venerando un par de maderos cruzados perpendicularmente?
Entiendo, pero por favor, detálleme su exposición.
Mira, la exposición está montada en el ala Sainsbury. En el centro hay unas piedras tiradas en el piso del tamaño promedio de puños, con restos de pintitas rojas hechas con tempera roja que simboliza la sangre de los santos, muertos en las lapidaciones. En una esquina tenemos garrotes y palos, algunos quebrados a propósito para sugerir la idea de la fuerza de impacto con que se atizaba a los santos en aquella época. Y por ultimo tenemos un cristal de ventana que en el medio se haya roto, y que deja entrever la silueta de un santo, que se supone, ha sido lanzado al vacío desde un rascacielos en una suerte de anacronía que da pie a la discusión sobre el papel de los santos en el mundo moderno.
Impresionante. Oiga. Pasando a otro tema, ¿se entero del revuelo que causó su montaje la anunciación allá en Antofagasta?
Algo me dijo mi agente, Rimini Schavelzhon, pero vos entenderás que tengo instalaciones en cuatro continentes, en más de 35 países y no puedo estar atento a lo que los críticos medievales de cada uno de esos lugares olvidados de la mano de dios, digan o dejen de decir acerca de mi obra.
Si, claro, pero en este caso la critica era bastante virulenta. Derechamente se le acusó de plagiar la anunciación de Da Vinci.
Ah bueno… (guarda silencio, enciende un cigarro, suspira pesadamente). Mira, son cosas difíciles de explicar. Pero son muy humanas también. ¿Vos viste ese capitulo de los simpsons, donde Homero quería ser un inventor igual que Thomas Alva Edison?
Me parece que no, es que a mi me gusta más South Park
Y bueno, es que a quien no le gusta ese gordito tan simpático Eric Cartman. Pero a lo que voy es que en el capitulo ese de los simpsons, Homero se obsesiona hasta tal punto con Thomas Edison, por una cuestión de admiración, de conformación de modelos guia-paternales, por una cuestión de mimesis metodologica, etc que sin darse cuenta, le copia un invento, unas patas adicionales que se ponen en las sillas para que uno no se caiga. Y todo le pasa a Homero a un nivel inconsciente, del id, del superyo. Quizás lo que paso en Antofagasta fue algo así, estoy tan metido en instalaciones por todo el mundo que quizás ese día me levante y pegue en esa pared que Trienal gentilmente me ofreció, la primera cosa que se me ocurrió, llámale, actos inspirativos no malintencionados, o de pureza pre concebida.
Se le acusó de abusar de su fama y cobrar una millonada por montar en la Trienal.
Millonada, que pavada que hablas pibe. Acá en Londres, recién me están pagando 500 mil euros por montar las piedras y los palos. Allá en chile no me pagaron ni 15 mil euros. Con eso apenas le pago a la cocinera que tengo en mi piso en Palermo y al muchacho que me saca a pasear los perros. Vos exageras pibe. Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.
Sinceramente, don Pietro, ¿no se siente demasiado bien pagado por pegar cartones de papel higiénico en la pared?
Mira pibe, creo que vos no sabes nada de artes visuales. Yo llegué de último a la trienal, eso es cierto. Y mi responsabilidad era más que nada con el contexto de la exposición que yo no podía pasar a llevar. O sea, si un tipo tira unas luces de navidad al piso y otro tira un colchón viejo y un tercero pega unas casitas de cartón en la pared y un cuarto muestra un video corriendo por Londres con la cabeza de un disfraz de conejo, ¿de qué estábamos hablando pibe?
¿No será todo esto una joda, una manera de decir que todo es broma en el mundo de las artes visuales?
¿Querés que te responda en serio eso?
Pasemos al tema de su inexistencia. La gente de Trienal dice que usted es un ser imaginario, fruto de mentes extremadamente creativas, pero muy disconformes con el sistema y los canones imperantes de belleza
Mira, la gente de Trienal puede decir lo que quiera, si cada uno es libre de hablar, mirar, opinar, etc. Acerca de mi propia corporeidad, mira, a mí nunca me ha gustado figurar mucho, prefiero que sea mi obra la que hable por mí. Y en atención a eso, que mi agente, Rimini mandó unos cuadros míos al óleo para una exposición pronta a inaugurarse allá en Antofagasta.
¿Así que también pinta? Pensé que sólo hacía montajes.
Vos no sabes nada, son un pibecito recién bajado del avión. Yo soy un artista total che, vos no sabes la clase de garañón que tenés enfrenten. Deberías caer de rodillas, che, deberías.